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Las estrategias de "nube primero" evolucionan

Los días de "todo está en la nube" pueden estar llegando a su fin para la TI empresarial, ya que cada vez son más las organizaciones que adoptan la repatriación a la nube.

La nueva tendencia describe el retorno de datos, aplicaciones y recursos de nubes públicas a instancias privadas o servidores locales, y es el resultado de que las organizaciones reevalúen sus estrategias de "nube primero" a la luz de interrupciones tecnológicas globales, y la evolución de las necesidades de la empresa. CIO informa de que un 2024 Estudio IDC descubrió que alrededor de 80% de los encuestados "esperaban ver algún nivel de repatriación de recursos informáticos y de almacenamiento en los próximos doce meses".

Veamos lo que significa esta tendencia, incluyendo por qué las organizaciones están decidiendo volver de la nube, los beneficios y desafíos que presenta la repatriación a la nube, por qué el gobierno y la administración de identidades (IGA) juegan un papel destacado en la finalización de los programas de repatriación a la nube, y cómo planificar una iniciativa de repatriación a la nube exitosa.

Por qué las organizaciones están abandonando la nube

¿Qué impulsa la repatriación a la nube? El atractivo de la nube -con sus promesas de escalabilidad, rentabilidad e innovación- ha sido un canto de sirena para las empresas durante la última década. Sin embargo, muchas organizaciones se enfrentan ahora a las realidades de la adopción de la nube, que no siempre coinciden con sus expectativas iniciales. Algunas de las realidades con las que se han encontrado pueden ser:

  • Costes crecientes: La rentabilidad prometida por los entornos en nube se ha convertido en facturas mensuales impredecibles que parecen crecer exponencialmente. Recientemente, 37Señales anunció que su "salida de la nube" ahorraría a la empresa más de $10 millones en cinco años
  • Problemas de rendimiento: Las aplicaciones críticas que requieren baja latencia rinden menos en la nube, lo que afecta a la experiencia del usuario y a la productividad.
  • Preocupación por la soberanía de los datos: Las normativas más estrictas hacen cada vez más complejo garantizar el cumplimiento cuando los datos se almacenan en la nube, especialmente en el caso de las operaciones multinacionales.
  • Temores en materia de seguridad: A pesar de las sólidas medidas de seguridad de los proveedores de la nube, la falta de control directo sobre tus datos e infraestructura te quita el sueño.

Frustraciones por la dependencia del proveedor: La dificultad de cambiar de proveedor de nube o volver a las instalaciones es más difícil y costosa de lo previsto inicialmente. Muchos responsables de TI están descubriendo que la nube no es una solución universal. La cuestión ahora no es si utilizar o no la nube, sino más bien cómo aprovechar estratégicamente los servicios en la nube al tiempo que se abordan estos puntos críticos. Aquí es donde entra en escena el concepto de repatriación a la nube, que ofrece una solución potencial para recuperar el control, optimizar los costes y adaptar la infraestructura de TI a las necesidades específicas de la organización.

Las ventajas de la repatriación a la nube

La repatriación a la nube ofrece una serie de ventajas que resultan cada vez más atractivas para las organizaciones que buscan optimizar su infraestructura informática.

Una de las ventajas de la repatriación a la nube es el potencial de ahorro de costes a largo plazo, sobre todo para cargas de trabajo con necesidades de recursos estables y predecibles. Al devolver las aplicaciones a las instalaciones, las empresas pueden evitar los costes variables asociados a los servicios en la nube y reducir potencialmente su gasto global en TI.

La mejora del rendimiento es otra ventaja significativa de la repatriación. Para aplicaciones que requieren baja latencia o tienen requisitos de rendimiento específicos, la infraestructura local puede ofrecer una experiencia más controlada y optimizada que, a su vez, puede aumentar la productividad, especialmente para aplicaciones de misión crítica que exigen procesamiento en tiempo real.

Y aunque la repatriación puede introducir nuevos retos de ciberseguridad e IGA, también puede mejorar ambos si se gestiona con éxito. Al devolver los datos y las aplicaciones a las instalaciones, las organizaciones obtienen un mayor control sobre sus medidas de seguridad y pueden aplicar controles de acceso más estrictos. Esto es especialmente crucial para IGA, ya que la repatriación permite una gestión más granular de las identidades, derechos de acceso y permisos de los usuarios. La repatriación permite a las organizaciones aplicar el mínimo privilegio (garantizar que los usuarios tengan acceso sólo a los recursos necesarios para sus funciones), un componente crítico de la Confianza Cero. Además, las soluciones IGA locales pueden ofrecer pistas de auditoría más sólidas y capacidades de supervisión en tiempo real, lo que permite una detección y respuesta más rápidas ante posibles violaciones de la seguridad.

El cumplimiento de la normativa es otra área en la que la repatriación a la nube puede ofrecer ventajas significativas. Con los datos residiendo en las instalaciones, las organizaciones tienen un mayor control sobre la residencia de los datos y pueden cumplir más fácilmente los requisitos normativos, especialmente en sectores con leyes estrictas de protección de datos. Este control se extiende a la gestión del ciclo de vida de los datos, lo que permite una aplicación más precisa de las políticas de retención de datos.

Retos de la repatriación a la nube

La repatriación a la nube no está exenta de dificultades. Uno de los obstáculos más importantes es la inversión inicial que requiere el proceso. Volver a trasladar los recursos a las instalaciones suele requerir importantes costes iniciales en hardware, licencias de software y configuración de la infraestructura. Esto puede suponer una importante carga financiera, especialmente para las organizaciones que ya han invertido mucho en la migración a la nube.

El proceso de migración de datos en sí puede ser complejo y arriesgado. Trasladar grandes volúmenes de datos y aplicaciones de la nube a entornos locales requiere una planificación y ejecución cuidadosas para evitar pérdidas de datos, fallos de seguridad o interrupciones del servicio. Este proceso puede llevar mucho tiempo y requerir configuraciones híbridas temporales, lo que aumenta la complejidad del entorno de TI de una organización.

IGA y repatriación de nubes

El proceso de repatriación a la nube implica la migración cuidadosa de aplicaciones, datos y servicios desde entornos de nube pública a centros de datos locales o nubes privadas. Invierte los viajes de migración a la nube en los que se embarcaron muchas empresas en los últimos años. A medida que los datos y las aplicaciones vuelven a las instalaciones, las organizaciones deben asegurarse de que cuentan con medidas de seguridad sólidas para protegerse de las amenazas que antes gestionaban los proveedores de la nube, incluida la implantación de cortafuegos avanzados, sistemas de detección de intrusiones y auditorías de seguridad periódicas.

Además, el propio proceso de migración de datos presenta un punto vulnerable que debe protegerse cuidadosamente para evitar filtraciones o pérdidas de datos durante la transición.

Por eso las capacidades maduras de IGA son primordiales para la repatriación a la nube. IGA permite a las organizaciones mantener un control estricto sobre quién tiene acceso a qué datos y aplicaciones son críticos y gestionar las identidades de los usuarios, los derechos de acceso y el cumplimiento en todos los entornos.

Estas funciones adquieren especial importancia durante el proceso de repatriación, ya que puede ser necesario redefinir las políticas de acceso y supervisarlas cuidadosamente para garantizar que la seguridad no se vea comprometida durante la transición de las funciones de un servicio en nube a un nuevo entorno de nube privada o local.

Si bien la repatriación ofrece un mayor control de IGA, también significa que las organizaciones deben asumir toda la responsabilidad de implementar y mantener sistemas sólidos de gestión de identidades y accesos. Esto incluye la gestión de los ciclos de vida de los usuarios, la implementación de la autenticación multifactor y la garantía de una integración perfecta con diversas aplicaciones locales y, potencialmente, con las aplicaciones en la nube restantes. Aunque esto supone una oportunidad para reforzar la seguridad, también requiere una gran experiencia y una gestión continua.

Planificación de la repatriación a la nube

El viaje de la repatriación a la nube requiere una planificación meticulosa y un enfoque estratégico para garantizar una transición fluida al tiempo que se minimizan las interrupciones en las operaciones empresariales. Este proceso comienza con una evaluación exhaustiva del entorno de nube actual. Las organizaciones deben evaluar a fondo su infraestructura de nube existente, incluidos los costes, las métricas de rendimiento, las medidas de seguridad y el estado de cumplimiento. Esta evaluación sirve como base para tomar decisiones informadas sobre qué cargas de trabajo y aplicaciones son candidatas adecuadas para la repatriación.

Una vez finalizada la evaluación, el siguiente paso es definir claramente el alcance de la repatriación. Esto implica identificar qué aplicaciones, conjuntos de datos y servicios se trasladarán de nuevo a las instalaciones. Es esencial priorizar estos elementos en función de su importancia para las operaciones empresariales, el ahorro potencial de costes, los requisitos de rendimiento y las necesidades de cumplimiento. Un alcance bien definido ayuda a gestionar la complejidad del proceso de repatriación y permite un enfoque por fases si es necesario.

Un análisis detallado de costes y beneficios es una parte indispensable del proceso de planificación. Este análisis debe ir más allá de la simple comparación de los costes de la nube y los locales. Debe tener en cuenta factores como las inversiones iniciales en infraestructura, los costes continuos de mantenimiento, las posibles ganancias de productividad y las necesidades de escalabilidad a largo plazo.

Además, las organizaciones deben tener en cuenta los beneficios intangibles, como un mejor control de los datos y una mayor capacidad de seguridad. Este análisis exhaustivo ayuda a crear un argumento empresarial sólido a favor de la repatriación y garantiza que la decisión se ajuste a los objetivos financieros y estratégicos de la organización.

Mitigación del riesgo de repatriación a la nube

Identificar los riesgos potenciales y desarrollar estrategias de mitigación es otro aspecto crítico de la planificación de su proceso de repatriación a la nube. Las organizaciones deben realizar una evaluación exhaustiva de los riesgos y desarrollar planes de mitigación sólidos. Esto podría incluir la creación de procedimientos detallados de copia de seguridad y recuperación, la aplicación de medidas de seguridad mejoradas durante el proceso de migración y el establecimiento de planes claros de reversión en caso de problemas imprevistos.

Evaluar el impacto en las operaciones empresariales es crucial para garantizar una transición fluida. Esto implica evaluar cómo el proceso de repatriación podría afectar a las actividades empresariales cotidianas, la experiencia de los usuarios y las interdependencias entre los distintos sistemas. La colaboración con las principales partes interesadas de los distintos departamentos ayuda a comprender las posibles repercusiones y a desarrollar estrategias para minimizar las interrupciones.

El desarrollo de un plan integral de migración es la culminación de estos esfuerzos de planificación. Este plan debe describir paso a paso el proceso de traslado de las aplicaciones y los datos a las instalaciones. Debe incluir plazos, asignación de recursos, requisitos técnicos y responsabilidades claras para cada fase de la migración. El plan también debe incorporar procedimientos de prueba y validación para garantizar que los sistemas funcionan correctamente en el nuevo entorno.

Un aspecto de la planificación que a menudo se pasa por alto, pero que es crucial, es asegurarse de que la organización dispone de las competencias internas necesarias para gestionar la infraestructura repatriada. Esto puede implicar la evaluación de las capacidades del equipo informático actual, la identificación de las carencias de competencias y el desarrollo de programas de formación. En algunos casos, las organizaciones pueden tener que considerar la contratación de nuevos talentos o asociarse con expertos externos para complementar sus capacidades internas.

A lo largo del proceso de planificación, es esencial mantener una comunicación abierta con el personal de TI, los líderes empresariales, los usuarios y, potencialmente, los socios o clientes externos que puedan verse afectados por la repatriación. Una comunicación clara y frecuente ayuda a gestionar las expectativas, abordar las preocupaciones y garantizar la aceptación de todas las partes implicadas.

Por último, las organizaciones deben considerar las implicaciones a largo plazo de la repatriación para su estrategia global de TI. Esto incluye planificar la escalabilidad futura, considerar cómo encaja la repatriación en las iniciativas de transformación digital más amplias y garantizar que la nueva infraestructura se alinea con los objetivos empresariales a largo plazo.

La repatriación a la nube no es un punto final

La repatriación a la nube representa un cambio significativo en las operaciones de TI de las empresas que desafía la noción de que la adopción de la nube es un viaje de ida. La decisión de repatriar no consiste en rechazar de plano las tecnologías en la nube, sino en encontrar un equilibrio óptimo que se ajuste a las necesidades específicas, los requisitos normativos y los objetivos estratégicos a largo plazo de una organización.

La repatriación a la nube no es un punto final, sino una herramienta estratégica en la evolución continua de la TI empresarial. Permite a las organizaciones tomar el control de sus activos digitales, mejorar su postura de seguridad y alinear su infraestructura tecnológica con sus objetivos de negocio.

Las organizaciones descubrirán que tomar decisiones informadas sobre dónde y cómo desplegar los recursos de TI -ya sea en la nube, en las instalaciones o en un modelo híbrido- será un activo clave en un panorama digital cada vez más complejo.

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